domingo, 24 de marzo de 2013

Planteos en caja de té





Una nota
Uno nota
Uno anota


PLANTEOS EN CAJA DE TÉ

   





Mezcla de
Hierbas

DIGESTIVAS



 



Cómo preparar: agregar agua hirviendo

y dejar en infusión durante 3-5 minutos.



Un particular aroma, gracias a las fragancias del coriandro y la peperina, combinado con el sabor de la carqueja y el boldo, agregan una nota exótica a esta equilibrada mezcla de hierbas, de la que su hígado también estará agradecido. Elegir el momento del día es lo único que resta cuando no hay dudas sobre el té.*



* Texto original en la caja del Té de Hierbas Naturales Cachamai.




Una observación rápida: el paquete refleja, primeramente, las habituales soluciones buscadas posteriores a un abuso. Da por hecho muchas cosas: un ansioso almuerzo, una asimilación lenta, deglución a deshora, glotonería desmedida o una excelsa adhesión a lo alimenticio. Seguidamente, se presentan impresiones de situaciones menos agresivas: aromas naturales, días de frío, prácticas depurativas, o una simple acción meramente disfrutable. Por otro de los lados, girando la caja, aparecen las explicaciones del “cómo preparar” a un individuo que sabe muy bien leer, pero poco y nada de medias tardes y extensas sobremesas (de lo que se deduce aquí una edad en él la cual le ha permitido nunca antes tener necesidad de acudir a recursos extras para una ingesta fácil).


Particularidades de la etiqueta (o del aroma en principio): ya que pocos conocen el del coriandro, y mucho menos el que nunca hubo preparado mezclas de agua hirviente, o el de la clásica peperina, reina de las hierbas bajativas, “combinado con el sabor de...”, se evoca un sentido nuevo a la aventura de tomar el té. Acude la leyenda al término “exótico” como vocablo proveedor de sensaciones inesperadas, avizoradas fugazmente en la primera de las hierbas nombradas anteriormente, que al enfrentarse uno con el desafío de volcar dentro del cuerpo una sustancia inexplorada, se entrega mansamente a la confianza que le inspira una marca conocida. Pero si todavía el consumidor no relaja o depone su temor ante el planteo explícito manifiesto en el producto, mientras hace caso de ir hirviendo algo de agua (esto mostraría una clara voluntad de acceder a la propuesta), entra en juego un nuevo actor: su hígado. ¿Quién sabría dónde está el hígado ubicado sin antes no haber explotado en ira alguna vez e inmediatamente experimentado un feroz ataque al mismo, dando certeramente por descubierta su localización? Quizá sea, normalmente, el caso del buen lector que se detiene a descifrar lo que la caja ofrece, buscando optimizar el proceso de infusión.  Aunque el solo hecho de haber citado órgano del cuerpo de tan vital importancia, embute solemnidad al objetivo buscado, sobre todo si de aquél promete gratitud, imprimiendo convicción en la tarea emprendida. Finalmente, cuando ya no pareciera haber dudas, en la última oración, nace la incertidumbre de no saber con precisión si es ése el momento adecuado para beber la taza humeante del líquido recientemente elaborado, quedando como margen entre 3-5 minutos para decidir el destino del brebaje.


La ira, los chinos, los opuestos: la medicina tradicional china relaciona cada órgano del cuerpo con las distintas emociones del temperamento humano, siempre en la conjunción de opuestos, como expresiones inseparables (yin/yang), conformando esa unidad indivisible que danza por los mares de los organismos vivos. En el caso particular de la “ira”, por decirlo de alguna manera, se opone a la “bondad” en forma dependiente, de modo que, en su justa medida, ambas proporcionarían un proceder sensato y equilibrado, de carácter flexible y resistente. En occidente, cuando hablamos del hígado en relación a esas antagónicas maneras de efectuar acciones (agresivas/bondadosas) da la sensación de estar ante un desvarío de la razón, a punto de perder la cordura si es que lo tomamos muy en serio, y hasta comenzamos a sentir una suerte de vergüenza con solamente asumir como verdadera una relación tal entre comportamiento y salud hepática. 


Pero bueno, detengámonos aquí un momento para observar lo que está ocurriendo justo ahora: apenas nos hacemos conscientes del acuerdo tácito que surge al asumir nuestro rol como escritor/lector (que se evidencia en el hecho de estar juntos con la atención puesta en este párrafo) nos ubicamos súbitamente en el plano de la escritura, de lo literario, distendiendo considerablemente nuestro “juicio”, cosa que permite abordar cómodamente temas catalogados como irracionales por los parámetros habituales en que acostumbramos a desarrollar nuestra vida. 


Y con la excusa de escribir o leer un poco, seguimos adelante: la ira, entonces, según la tradición oriental, no es algo necesariamente negativo, o la bondad algo necesariamente positivo, sino ambas emociones potenciales proveedoras de equilibrio, lo cual nos hace vislumbrar renovadas perspectivas con respecto a nuestra orgánica existencia. Ahora sí, es aquí donde pensar en tomar un buen té de hierbas naturales, del que su hígado también estará agradecido, comienza a volverse oportuno, dando lugar a la reflexión sobre lo que se oculta en el revés de cada cosa, incluso, en el de una caja de una marca conocida.    







Jorge A. del Valle

Viernes 23 de Marzo de 2013

No hay comentarios:

Publicar un comentario